viernes, 25 de abril de 2008

LA JUVENTUD Y SUS DILEMAS

NOTAS DEL DIRECTOR:



LA JUVENTUD Y SUS GRANDES DILEMAS.
Wilfredo Sierra Moreno.

Mientras el país sigue viviendo, sorprendido, las graves complicaciones de la parapolítica y el desbordamiento de la delincuencia organizada en todo el país, un encuentro de la administración municipal de Bucaramanga con las organizaciones juveniles de la ciudad, nos permitió reencontrarnos con las incontables preocupaciones de una generación que no tiene, en la practico, todas las condiciones a su favor para que su futuro sea el mejor.

Empezando por el aberrante tema de las cada vez más frecuentes violaciones a niños y jóvenes de los dos sexos, el desafortunado incremento de consumo de drogas alucinógenas, la conformación de pandillas juveniles como una forma de “socialización” bien extraña, hasta el hecho escueto y crudo de no tener para los transportes diarias al desplazarse a sus centros de estudio, muestran el drama diario de una generación que no le correspondió vivir precisamente en el mejor mundo.

No se puede negar que desde hace ya varias administraciones locales, empezando por la de Iván Moreno Rojas, continuando con la de Honorio Galvis y, por supuesto, en el presente con los muy buenos propósitos que sobre la materia tiene Fernando Vargas, los gobernantes locales han mostrado una seria preocupación por niños y adolescentes que viven en terribles situaciones de marginalidad, y que programa como el baso de leche y los comedores escolares -que no siempre tienen el reconocimiento de los medios que fuera de desear-, han puesto un importantísimo punto de referencia para abordar la suerte y el destinos de este sector de la población santandereana.

Pero creemos que un abordaje pleno en esta materia debe ir acompañado por la acción de otros estamentos de la sociedad, que no siempre se han querido darse por enterados de sus responsabilidades sobre el tema.

Habría que cuestionar el papel de los hogares en la formación de su descendencia, y llamar a una fuerte recriminación la forma alegres como padres y madres de nuestro entorno viven una relación diaria, propiciando, más que hogares, áreas de coexistencia llenas de agresión, ultrajes, malos ejemplos y extravíos de todo tipo.

Vital es, igualmente, la responsabilidad que tiene el componente educativo en la generación de todo tipo de distorsiones emocionales y de comportamiento de nuestros niños y jóvenes. Y estamos demorados en averiguarle a los maestros de primaria y secundario hasta donde llega su compromiso efectivo en el campo cierto de la formación, que a veces vemos reducido al simple hecho de atiborrar información a granel - sin digerir adecuadamente - y a colocar tareas absurdas, estúpidas y complicadas, que en la practica nada dejan en la mente de los infantes.

Y por supuesto hay que replantear los parámetros éticos que tiene nuestro entorno y que transmite a descendencia, porque aquí, grande y largo es la responsabilidad que nos compete a todos. Y hablamos de ética y no de moral, por ésta última, entre nosotros, se volvió el terreno especulativo de las creencias religiosas y los inquisidores de los dogmas, en donde la inconsecuencia, la hipocresía, y la doble moral no son, preciosamente, y en la práctica, una buena referencia para nuestros muchachos.

Muchos componen hay en juego en esta materia, y para ser serios, no podemos caer en el simplismo de creer que solo la acción estatal municipal, que entre nosotros no ha eludido su responsabilidad, es suficiente para ofrecer un futuro cierto a nuestra juventud. Aquí, parodiando el eslogan del gobierno municipal, ¡la responsabilidad si que es de todos!

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