Wilfredo Sierra Moreno.
¿MEZCLAN BIEN POLÍTICA Y CULTURA?
Nos llamó poderosamente la atención la referencia que, como signo de preocupación, nos hiciera en desarrollo de la entrevista para esta edición la pintora Clemencia Hernández, sobre el proceso de perdida de calidad y eficiencia que se viene dando, desde ya hace largos años, en muchos organismos que tienen que ver con el desarrollo de la cultura.
La artista llama a reflexionar sobre las escuelas de pintura que entre nosotros existen, pero a nosotros la interrogación de nuestra interlocutora nos lleva a otras área de la actividad creativa en Santander y el Área Metropolitana de Bucaramanga, en donde igualmente, con un criterio alegre se han nombrado para desempeñar tareas administrativas de centro culturales a simples recomendados de concejales o diputados, sin tener en cuenta si estas personas realmente tienen el perfil y las condiciones para abordas este tipo de empresas que requieren un talante especial.
Las casas de la cultura, conservatorios, dirección municipales de cultura de los varios municipios del departamento, escuelas de arte y, en general, todo lo relacionado con la creación instructiva en su más alta expresión, se volvió en un rublo más de los cargos a repartir entre los diferentes grupos político que conforman una coalición, sin parar mientes si los graciosos personajes que se “premian” como cuotas de un acuerdo, llenan realmente las condiciones que ese encargo merece.
No pocos han sido los sonados casos de escándalos administrativos en este tipo de entidades, propiciado por personal irresponsables y carentes de todo criterio ético, que solo tenían en la mira la forma de enriquecerse alegremente. ¿Esta esto bien? ¿Es ese el rasero con el que se debe mirar una actividad que esta más allá de los cálculos polítiqueros? ¿No serían los mismos exponentes de arte, hombres con un amor real por la suerte de lo creativo, quienes debieran estar en las direcciones de estos centro y en sus juntas directivas?
Mucho añoramos en esta materia, las épocas de un Rodolfo González García que no solo hacia grandes esfuerzos para conseguir multimillonarias partidas destinada a los centros de arte y creación, sino que respetaba y consultaba el querer de los propios artistas, los consagrados, los preocupados, los inteligentes, y no solo los oportunistas que muchas veces medran detrás del titulo rimbombante de consejeros o consultores de cultura, un rotulo muy llamativo para el oficio de los burócratas mediocres de siempre.
¿Será que esas tendencias nefasta se pueden cambiar? La verdad, nos gusta el talante librepensador de los actúeles mandatarios tanto departamental como de la ciudad de Bucaramanga, y sobre todo nos gusta su respeto por el reclamo y la controversia, que no siempre es estigmatizado por la censura dogmática y revanchista de los intolerantes de todos los matices. En esta área, hay muchas peleas por dar, y serias.